Tomado de Amazonia Indómita.
Una gama ha muerto la noche anterior, sola en la sabana del pantanal. Las aves rapaces ya tomaron su parte y sólo queda un esqueleto con escasos restos de carne de los que se alimenta un solitario halcón.
Dos buitres urubu deciden molestar al halcón; uno intenta tomar los restos de la gama; un tercero llega; en un minuto es una horda ruidosa y voraz y el halcón será sobrepasado en número. Otro más llega tarde e intenta sumarse. Su ala está rota e intenta desesperadamente comer algo. El halcón no deja de mostrar a los buitres como se siente después de su intromisión.
Ala Rota se acerca al festín. Los otros buitres instintivamente lo excluyen por su discapacidad, alejándolo del círculo a picotazos. Pero él continúa intentándolo, esperando que algún día hagan una excepción y ese día él será aceptado y los otros compartirán la carne, pese a su ala, que lo ha debilitado enormemente.
Pero hoy, como desde hace tiempo, Ala Rota continúa siendo un excluido. Inseguro, avanza y retrocede en su acercamiento al grupo. Cada vez que logra obtener un pedazo de carne o hueso, es alejado con firmeza y tiene que conformarse con las migajas que caen en su camino…Otro de los buitres lo ataca, impidiéndole continuar. Castigado y excluido, Ala Rota se da por vencido, observando a los otros acabar con los restos de la gama. Su aflicción pronto llegará a su fin…
Ala Rota, como todos los que han sido excluidos y han sufrido violencia por parte de miembros de su propia clase, se aisla. Ha encontrado un santuario en la orilla del río. Comparte su nuevo territorio con un grupo de caimanes negros, cuyo rey, un gigante que mide más de 5 metros de la cabeza a la cola, se extiende para tomar una siesta.
El caimán negro es el más grande de su especie. Es muy parecido a los lagartos de Norteamérica y prefiere vivir en ríos calmados, a las orillas del Amazonas y sus tributarios. Principalmente se alimenta de pirañas y otros peces, así como de algunos invertebrados. Pero si un venado entra al agua y pasa junto a él en un periodo de escasez, no dudará en romperle el cuello para comérselo.
Ala Rota pasa cerca del Caimán gigante y este comienza a moverse… Ala Rota esta asustado y se aleja brincando. El buitre intenta escapar pero el pánico le hace perder su equilibrio y cae en una charca llena de lodo. El ruido que hace al caer despierta a un caimán…. Atrapado en el lodo y enredado en la vegetación marchita, Ala Rota realiza su mejor esfuerzo para salir del agua. Su ala lastimada le impide volar para salir del agua…
Ubicado por los predadores, Ala Rota se da cuenta de que su única esperanza es hacer lo más difícil posible para ellos el atraparlo. Con lo que le queda de fuerza alcanza un pedazo de vegetación desde donde será más difícil para los caimanes atraparlo. Ha sido una mala elección, el caimán se lanza hacia el frente dentro del resguardo tanto como le es posible. Como un mal presagio, el buitre lucha por unos momentos con su cuerpo atrapado por las fauces de hierro del caimán…
Y mientras los otros caimanes celosamente se abren camino hacia el cazador victorioso, la vida de Ala Rota se extingue. El gigante de 5 metros, atraído por el tumulto, sale de su letargo y se sumerge en el agua. En medio de una explosión de agua y lodo, los caimanes pelean por los restos de Ala Rota. Pero en la confusión originada por la batalla, no dan cuenta de que quien originalmente capturó al ave aún la mantiene entre sus dientes y no participa en la pelea.
En un lugar seguro lejos de los otros caimanes, él se devora a Ala Rota de un solo bocado.
No ha quedado ni una pluma.
Aquí en el lodo, a la orilla del río, termina la historia de un buitre que nunca fue querido y que murió un día por ser más débil que los otros, en algún lugar del grandioso Amazonas.